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Repensando el papel más ignorado en la construcción: el superintendente
03 noviembre 2025
El sector de la construcción atraviesa una crisis laboral. Con la jubilación de las generaciones mayores, la llegada de jóvenes talentos no da abasto. Las razones son complejas y diversas, pero el problema fundamental radica en la percepción: muchos jóvenes consideran que el trabajo en la construcción es agotador, poco tecnológico y nada atractivo.
A pesar de los esfuerzos por cambiar la percepción del sector mediante tecnologías de construcción avanzadas y herramientas digitales de vanguardia, el estigma persiste. Y ningún puesto sufre más este problema de imagen que el de jefe de obra.
Considerado a menudo una figura de autoridad que trabaja directamente en la obra —a la intemperie, gestionando la logística y coordinando equipos—, el superintendente es esencial pero a menudo se pasa por alto. Mientras que puestos tecnológicos como coordinadores de diseño virtual u operadores de drones atraen a una nueva generación de profesionales de la construcción, el rol del superintendente permanece anclado en el pasado, visto como anticuado, manual y poco reconocido.
Si el sector de la construcción quiere solucionar la escasez de mano de obra y atraer talento nuevo, una de las tareas que debe afrontar es replantearse la forma en que presenta el puesto de superintendente. Porque, en realidad, este rol no solo es importante, sino fundamental para el éxito del proyecto. Y con la comunicación adecuada y una modernización, también puede resultar atractivo.
Percepción de la construcción frente a la realidad
Las generaciones más jóvenes crecen en un mundo marcado por la innovación digital, el teletrabajo y las trayectorias profesionales flexibles. La construcción, en cambio, suele percibirse como un sector físicamente exigente, inflexible y anticuado. Estos estereotipos, aunque no del todo justos, se ven reforzados por la imagen tradicional de ciertos puestos, especialmente el de jefe de obra.
Para muchos ajenos al sector, el superintendente aún representa al líder de la construcción de la vieja escuela, recorriendo la obra, dando órdenes y apagando incendios a medida que surgen. Es un trabajo exigente que rara vez recibe reconocimiento público. Y para alguien que debe elegir entre un puesto en una oficina y una obra, la decisión puede parecer obvia.
Pero la realidad es muy distinta. Los superintendentes de hoy no son meros supervisores; son comunicadores, solucionadores de problemas y líderes. Coordinan personas y procesos, mantienen a los equipos alineados y garantizan que los proyectos se desarrollen de forma segura, eficiente y dentro del plazo previsto. Sin ellos, ni siquiera la tecnología más avanzada puede mantener un proyecto en marcha.
Esa idea errónea es especialmente perjudicial porque el papel del superintendente nunca ha sido tan crucial. A medida que los proyectos de construcción se vuelven más complejos, la necesidad de líderes capacitados y adaptables en el terreno sigue aumentando. Los superintendentes sirven de enlace entre la oficina y la obra: interpretan planos, gestionan la mano de obra, sortean las limitaciones del sitio y hacen cumplir las normas de seguridad y calidad, todo ello adaptándose a las circunstancias cambiantes sobre el terreno.
En muchos sentidos, son los gestores de proyectos de primera línea. Toman decisiones en tiempo real, resuelven conflictos y responden a problemas imprevistos con mayor rapidez que nadie. Y en una época de crecientes costes laborales y de materiales, su capacidad para impulsar la eficiencia sobre el terreno resulta invaluable.
Los superintendentes de hoy en día dependen más que nunca de la tecnología. Las aplicaciones de gestión de proyectos, las tabletas y los sistemas de informes en la nube agilizan la comunicación y la documentación. Su función ya no se limita a portapapeles y cascos; ahora requiere una combinación de liderazgo, adaptabilidad y dominio de las herramientas digitales que merece un mayor reconocimiento.
Hacer atractivo el trabajo de superintendente de construcción
Dada la creciente importancia del puesto, ¿cómo podemos hacer que el cargo de superintendente resulte más atractivo para los trabajadores más jóvenes?
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Las descripciones de puestos y los mensajes del sector rara vez reflejan el verdadero alcance e impacto del rol del superintendente. Existe una trayectoria de liderazgo en este puesto que conviene destacar. Los superintendentes gestionan personal, mitigan riesgos y, a menudo, son la voz más experimentada en la obra. Es un rol que exige respeto y, si se comunica adecuadamente, puede resultar atractivo para los jóvenes con vocación de liderazgo.
Resaltar la integración tecnológica
Si bien los superintendentes tal vez no diseñen modelos 3D ni piloten los drones más modernos, participan cada vez más en el ecosistema digital. Desde software de programación hasta informes móviles de obra, muchos líderes de campo dependen de la tecnología para optimizar su trabajo. Resaltar esta perspectiva tecnológica ayuda a cambiar la imagen del "capataz tradicional" al "líder de obra digitalizado".
Promover el crecimiento profesional
Los jóvenes trabajadores quieren saber que no están atrapados en un empleo sin futuro. Deben existir trayectorias profesionales claras y accesibles, desde asistente de superintendente hasta gerente de proyecto o incluso puestos ejecutivos. Las empresas que invierten en capacitación, mentoría y desarrollo de liderazgo no solo cubrirán las vacantes más rápido, sino que también lograrán retener mejor el talento.
Modernizar la cultura
Parte del problema de imagen radica en una cultura laboral obsoleta. El sector debe seguir evolucionando hacia entornos de trabajo más inclusivos y respetuosos. Esto implica apoyar la salud mental, el equilibrio entre la vida laboral y personal, y un estilo de gestión más colaborativo, aspectos que resultan atractivos para las generaciones más jóvenes.
Utiliza voces reales
Nada supera la experiencia de un colega. Compartir historias de jóvenes superintendentes exitosos (especialmente aquellos que se iniciaron en la construcción por caminos poco convencionales) puede inspirar a otros a considerar esta profesión. Las redes sociales, el contenido de video y las entrevistas en podcasts pueden humanizar el rol y mostrar sus recompensas de forma auténtica.
Líderes de la obra moderna
En lugar de restar importancia a los aspectos físicos o logísticos del rol del superintendente, la industria debería reconocerlos y valorarlos. Liderazgo bajo presión. Resolución de problemas en tiempo real. Capacidad para motivar equipos e impulsar el avance de proyectos complejos. Estas no son habilidades menores; son la base de toda construcción exitosa.
Para los jóvenes profesionales que buscan un propósito y un impacto, pocas carreras ofrecen la satisfacción diaria y tangible de contribuir a la construcción de algo real. Mientras que un desarrollador de software puede lanzar un producto a la nube, un superintendente ayuda a construir un hospital, una escuela o un puente desde cero: un trabajo que deja un legado visible.
Puede que el puesto de superintendente nunca sea el más llamativo en la construcción, pero merece mucho más reconocimiento. A medida que se agudiza la escasez de mano de obra, el sector no solo debe atraer a trabajadores jóvenes, sino también replantearse cómo define y valora estas profesiones. Y no hay mejor punto de partida que el superintendente.
Con un cambio de mentalidad, una mejor capacitación y herramientas modernas, este rol puede convertirse no solo en una necesidad, sino en una meta. Es hora de demostrar que el superintendente, a menudo subestimado, es en realidad el líder fundamental de la obra moderna, uno de los referentes más importantes que dan forma al futuro de la construcción.
David Hernandez es el Director Gerente de Elecosoft LLC, con sede en la oficina de la compañía en Houston, Texas, EE. UU.
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