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EFCA: Cambios en las estrategias de la ingeniería europea
29 enero 2025
Los ingenieros europeos se enfrentan a políticas europeas más estrictas y a la competencia global a la hora de ejecutar proyectos sostenibles, afirma la Federación Europea de Asociaciones de Consultoría de Ingeniería (EFCA).
Las empresas de ingeniería europeas llevan más de un siglo al frente de proyectos complejos no solo en su país, sino también en África, Asia y América Latina. Han dejado su huella en todo el mundo, desde el Canal de Suez (Egipto) hasta la presa de Itaipú (Brasil-Paraguay) o las Islas de la Palma (Emiratos Árabes Unidos).
Además, los ingenieros tienen una larga tradición de compromiso con el mercado local, abriendo oficinas y proporcionando empleo, cooperando con universidades y ayudando a los actores públicos y privados a desarrollarse. Aunque el mercado europeo sigue siendo central, los proyectos en otros países suelen ser componentes clave en el negocio de las empresas de ingeniería.
Sin embargo, la evolución de la política de la Unión Europea en la materia durante las últimas décadas ha cambiado mucho el contexto y el enfoque de las empresas de ingeniería cuando trabajan fuera de la UE. Existe un conjunto más amplio y estricto de normas y objetivos a los que adherirse, desde los relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad hasta los relacionados con los principios políticos defendidos por la UE, siendo los derechos humanos o la competencia libre y justa los mejores ejemplos.
Además, la UE es un importante donante de fondos a los países en desarrollo. El apoyo se proporciona directamente a los gobiernos (subvenciones) o a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y las agencias nacionales de desarrollo, como la AfD de Francia o el KfW de Alemania.
Los desafíos de hoy
Estos aspectos han aumentado tanto la complejidad como la calidad de los proyectos de los ingenieros, pero también han provocado una pérdida de mercado. Aparte de los proyectos "no aprobados" determinados por las normas de la UE, esto se debe principalmente a la tendencia de muchos interesados de los países receptores, en particular en el sector público, a beneficiarse de la financiación de la UE sin respetar plenamente las normas de ayuda y/o de mercado.
Además, las empresas de ingeniería de otros países a menudo se benefician de subvenciones directas o indirectas y otras ventajas que crean una competencia desleal, sin mencionar la menor calidad de los proyectos que suelen ofrecer.
Por último, las normas de la UE se consideran demasiado laxas en comparación con las de otros donantes como Estados Unidos o Japón, que vinculan parte de sus fondos de desarrollo a la participación de empresas nacionales, sobre todo cuando se trata de asistencia técnica.
Lo que está en juego es de gran alcance, tanto en términos de las sumas de dinero involucradas como de su impacto. El principal instrumento de la UE en este caso es Global Gateway, una nueva estrategia europea para apoyar las inversiones en los sectores digital, energético, de transporte, de salud, de educación e investigación en todo el mundo, en total sintonía con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como con el Acuerdo de París. Su objetivo es movilizar hasta 300.000 millones de euros de inversiones para proyectos sostenibles y de alta calidad entre 2021 y 2027, de los cuales aproximadamente la mitad se destinará al Paquete de Inversión África-Europa.
También deben tenerse en cuenta las oportunidades de financiación procedentes de los Estados miembros de la UE: incluso si los gobiernos diseñan normas específicas para sus entidades de financiación nacionales, deben actuar dentro del marco jurídico y político más amplio de la UE.
Sin embargo, estos ambiciosos objetivos se ven fácilmente amenazados si los proyectos no se ejecutan con la calidad adecuada y en un plazo aceptable, algo que seguramente ocurrirá si no se aplican y aplican adecuadamente las políticas y normas de contratación pertinentes. A eso hay que añadir la creciente preocupación por cómo se utilizarán los fondos de la UE y quién los utilizará, dadas las experiencias pasadas.
La respuesta de nuestro sector
Hoy en día, existe un deseo significativo, tanto por parte de las instituciones de la UE como de las partes interesadas del sector de la construcción (contratistas, ingenieros) y del transporte (en particular, los ferrocarriles), de cambiar esta situación, tanto desde un punto de vista político como jurídico.
Durante 2024 se ha trabajado en conjunto entre las delegaciones de la EFCA, la EIC y la UNIFE (Asociación Europea de la Industria Ferroviaria) y sus miembros con funcionarios de la Comisión Europea (CE) y del BEI para elaborar un conjunto de soluciones que mitiguen los riesgos de las empresas de la UE interesadas en participar en proyectos financiados por la UE en el extranjero, garantizando al mismo tiempo que se pueda ofrecer a los clientes la mejor relación calidad-precio.
Las principales recomendaciones de la EFCA se refieren a la creación de mecanismos de preparación y financiación de proyectos para identificar, preparar y ayudar a las delegaciones de la UE a promover los proyectos pertinentes en los países en los que están establecidas. “Creemos que una propuesta de valor europea integrada puede ser más atractiva y competitiva, pero tenemos que organizarnos mejor, adaptar nuestras normas de contratación y definir paquetes financieros atractivos”, afirma la presidenta de la EFCA, Inés Ferguson. Esta opinión cuenta con el apoyo de los demás representantes del sector privado.
Ya existe un amplio consenso sobre la importancia de identificar y preparar proyectos de transporte sólidos y alineados con las políticas, un paso en el que el papel de los ingenieros es fundamental. Todas las partes también compartieron la necesidad de un nuevo enfoque integrado, en el que las empresas europeas participen desde las primeras fases y en el que la tecnología, las normas y los instrumentos de financiación de la UE marquen la diferencia en los países socios, con menores costes totales y mayores impactos en la sostenibilidad.
También es necesario adoptar un enfoque "de abajo a arriba", partiendo de las necesidades de los clientes y centrándose en demostrar el valor que aporta el enfoque integrado europeo a la ejecución y la entrega de proyectos. Por último, también debería estudiarse la posibilidad de modificar los actos legislativos pertinentes de la UE (competencia, contratación pública, ayudas) para garantizar este enfoque y hacer frente a la competencia desleal.
Las reuniones con la UE, el BEI y otros socios del sector privado continuarán en 2025 para garantizar las mejores soluciones tanto para los clientes de los países en desarrollo como para las empresas de la UE. Las soluciones pueden incluir, por ejemplo, la elaboración de una lista de proyectos de transporte que sean prioritarios para los países socios en África y en los que las empresas europeas puedan aportar un valor añadido significativo.
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